ESTRUCTURA DE REFUERZOS: ESCONDIDA POR MUEBLES

En muchos barcos los mamparos contribuyen a la rigidez. Si lo hacen, se llaman mamparos estructurales y actúan un poco como cuadernas, un poco como baos y un poco como armadura interna. La que más sufre con el tiempo es la madera del propio mamparo: si no ha sido convenientemente aislada con laminado por ambos lados chupa agua y presenta con el tiempo señal de podredumbre.

Esto se aprecia en los barcos que han tenido a menudo agua en la sentina. Otro problema es el despegado de los laminados que fijan mamparo a casco. Si la junta no está tapada por un revestimiento se ve muy fácilmente ese deslaminado: la fibra toma un color opaco, verde o blanco. En cambio, cuando está bien adherida es transparente y deja ver la madera a su través.

Debido a su difícil accesibilidad, resulta muy complicado el poder examinar la estructura de varengas y longitudinales. Conviene enterarse del alma o material interior usado por el astillero: madera maciza, contrachapado, vigas metálicas, tubo de fibra de vidrio, cartón, etc.

Es raro que haya una sola zona despegada, pues el barco es simétrico y los efectos también lo son. Lo que ocurre en el costado de estribor es posible que pase también en babor.

Los mamparos que han sufrido deformaciones debido al esfuerzo (por flexión del casco, presión del palo, etc) se identifican porque no encajan sus puertas, muestran grietas o separaciones en los marcos a ellos encolados, o simplemente ofrecen una flexión constante. Pero hay defectos que son permanentes y otros que se producen en un momento determinado. Por ejemplo, en muchos barcos se ve que alguna puerta no cierra bien cuando se navega de ceñida, con el baquestay cazado a tope. Otros refuerzos aplicados al interior del casco que también pueden mostrar grietas son los longitudinales, las bancadas de motor, los laminados que soportan los tanques y las varengas.

Las varengas son quizás las más importantes. La deslaminación se produce en sus extremos y es fácil de detectar visualmente, pues la opacidad de la fibra la denuncia. Lógicamente, para ello hay que destapar mamparos o muebles que las cubren y limpiar bien la zona.

Con mar fuerte, los costados y especialmente, las amuras del casco reciben fuertes impactos de agua que deforman sus paredes. Asimismo, la tensión del aparejo dobla o arrufa la totalidad de la estructura, comprimiendo la cubierta. Un barco de fibra no está nunca quieto, por mas refuerzos que se usen en su construcción.

Otros defectos en varengas son el despegado en su zona de contacto con el casco, grietas verticales desde su parte superior hasta el casco e interior empapado de agua. Sobre el laminado de refuerzos de madera recordemos que, aunque só1idos, la presencia de agua los hace peligrosos. Basta que haya penetrado agua en el interior del laminado para que la madera se hinche y mueva la fibra, que se despega para aceptar el movimiento. Ahí mismo puede entrar más agua y aumentar el efecto. Se detecta la deslaminación buscando cambios de color hacia el blanco y el opaco, en la resina normalmente transparente.